Hemos comenzado diciendo que el culto familiar
es
un “deber cristiano” cuyo fin específico es el bienespiritual de toda la familia. Pero, ¿Qué pasa si considero no llevar este deber a la práctica? ¿Cuáles son las consecuencias o resultados que acarreo? Pues bien amigo, ese es exactamente el punto, las catastróficas consecuencias a las que debes atenerte si es que no lo haces (falta de comunión, mala convivencia, divisiones internas, gritería, crisis matrimonial, hijos extraviados, etc.), de hecho son las catastróficas consecuencias las que hacen del culto familiar una necesidad antes que una obligación religiosa, y es que el culto familiar nos mantiene en armonía con Dios, nos hace permanecer como pámpanos fructíferos en la vid, fortalece la sensibilidad de nuestra conciencia y nos provee de dominio propio, afirma nuestras convicciones y nos despierta cada día hacia la eternidad futura… y ese va a ser nuestro tema de hoy: “La Necesidad del Culto Familiar”
Ya hemos enfatizado (en los artículos anteriores) que tener hijos es una gran
responsabilidad que debemos asumir bíblicamente, y una correcta mirada bíblica
de esta labor es la siguiente:
Desde el momento que nos enteramos que vamos a
ser padres nos alegramos profundamente, y con anticipación ambientamos y
preparamos la casa para recibir al nuevo integrante, y cuando llega el día del
alumbramiento es un día memorable, hay gozo porque nuestro hijo ha nacido, sin
embargo, hemos de saber que nuestros hijos deben nacer dos veces ¿? —¡Tranquilos
ahora se los explico! — El alumbramiento nos permite verlos nacer en el ámbito
físico, pero “el bautismo” nos permite verlos nacer en el ámbito espiritual, y
todo padre cristiano no debe conformarse solo con el nacimiento físico, sino
esperar con ansias el momento del nacimiento espiritual en el Reino de Cristo. El
nacimiento físico trae alegría en el entorno humano, pero el nacimiento espiritual
trae alegría en la Iglesia y en los cielos (Lc 15:10) … Entonces, mirarlo desde
esta perspectiva nos provee un claro objetivo como padres cristianos y nos
alerta de las catastróficas consecuencias en caso ignorarlo, porque si nuestro
hijo NO nace espiritualmente por medio del bautismo significa que ha muerto en
el vientre de la familia, podemos experimentar alegría por verlos nacer la primera
vez, pero también experimentaremos un amargo luto por verlos muerto en delitos
y pecados… Así de trágico debería ser para un matrimonio cristiano no ver nacer
por segunda vez a sus hijos por medio del bautismo. En este sentido el hogar
cristiano es como el vientre en donde se está gestando una vida que a su tiempo
nacerá por segunda vez, pero no es una sala de parto, sino del agua y del Espíritu…
¿Qué haremos para lograr esto? Culto familiar es
la respuesta, debemos sostener está práctica con determinación y compromiso, al
final el objetivo es que pasen de nuestra mesa a la mesa del Señor de donde en
realidad son.
Salmo 78:5 El estableció testimonio en Jacob, Y
puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus
hijos; 6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y
los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, 7 A fin de que pongan en Dios su
confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden sus mandamientos,
Un hogar cristiano es un hogar con Dios ¿verdad? y si Dios mora en cada familia
cristiana entonces ¿Por qué no se hacer culto familiares que honren y
glorifiquen el precioso Nombre de nuestro Señor Jesús y nos permita sumergirnos
en su palabra?
Próximamente
continuaremos con más artículos.
Hno. Gabriel.-
0 comentarios:
Publicar un comentario